- Chissst... deja que hable tu corazón. -Se le acerca. Apoya su mano sobre el corazón de él. Después la oreja. Y se pone a escuchar. Y aquel corazón emocionado late con fuerza. Y ella sonríe-. Puedo oírlo. -Y se aparta de su pecho. Lo mira a los ojos y sonríe en la penumbra de la terraza.
-Dice que no...
-¿Que no a qué?
-A que entre tú y yo las cosas no son complicadas. Son simples.
-Ah, ¿sí?
-Sí. Y luego le he preguntado: «¿Qué hago, lo beso?»
-¿Y qué te ha dicho?
-Me ha dicho que tú no lo pones fácil, pero que también eso es simple...
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